En la actualidad, muchos israelíes no tienen ni idea de lo que sienten los palestinos, de cómo es la vida en una ciudad como Nablus, una prisión con 180.000 reclusos en la que no hay ni restaurantes, ni cafés ni cines. ¿Qué ha ocurrido con la famosa inteligencia judía? Ni siquiera estoy hablando de justicia o de amor. ¿Por qué se continúa alimentando el odio en la franja de Gaza? Nunca podrá haber una solución militar, porque dos pueblos luchan por una sola tierra. Por fuerte que sea Israel, siempre sufrirá inseguridad y miedo. El conflicto se devora a sí mismo y al alma judía, y siempre se le ha permitido que lo haga. Quisimos hacernos con tierras que nunca pertenecieron a los judíos y construir en ellas asentamientos. En ese hecho, los palestinos ven, y con razón, una provocación imperialista. Su resistencia, su no, es absolutamente comprensible, pero no los medios que utilizan para llevarla a cabo, ni tampoco la violencia o la inhumanidad indiscriminada.
Los israelíes debemos finalmente encontrar el valor para no reaccionar ante esa violencia, el valor de ser fieles a nuestra historia. Los palestinos no podían esperar que después del Holocausto nos ocupáramos de alguien que no fuéramos nosotros mismos: teníamos que sobrevivir. Ahora que lo hemos hecho, unos y otros debemos mirar colectivamente hacia delante. Aún no ha nacido el primer ministro israelí capaz de esa empresa. Fundamentalmente, hoy en día no hemos avanzado nada respecto a 1947, cuando las Naciones Unidas votaron la partición de Palestina. Peor aún: en 1947 todavía era posible imaginarse un Estado binacional, pero, 60 años después, parece algo inconcebible. Hoy en día, los israelíes, al referirse a una solución basada en la existencia de dos Estados, hablan de separación, de divorcio: ¡qué cinismo! Normalmente, los divorcios afectan a personas que en su día se quisieron... (...) Hace años que no vivo en Israel y soy muy consciente de que mi perspectiva es la de un forastero. A veces, la gente me pregunta "¿qué es un judío?". La respuesta es la siguiente: un judío que tiene experiencias antisemitas en el Berlín de 2008 es diferente al que las tenía en 1940. El de 1940 se sentía amenazado; el de la actualidad puede pensar en su propia tierra, en Israel. Hoy en día puedo decirle al antisemita que "o bien aprendes a vivir conmigo o podemos seguir cada uno nuestro camino. Y punto", y esto supone una diferencia fundamental. A medio plazo, soy pesimista respecto a Oriente Próximo, pero a largo plazo soy optimista. O encontramos una forma de vivir con el otro o nos matamos.
2008/05/14
"Nunca haverá uma solução militar"
Via Esquerda Republicana, cheguei a um artigo do maestro israelo-argentino Daniel Baremboim a propósito dos 60 anos de Israel no El País. Um extracto:
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